jueves, 14 de agosto de 2008

UN CLARO DE LUZ



Y de repente, una llamada a la puerta partió en dos el silencio lúgubre de la habitación... Sentí como el leve quejido de la puerta me cortaba el aliento y detenía mi pulso, mi respiración...

Entonces, lentamente, en medio de la oscuridad más absoluta se cirnió un tímido halo de luz blanca... Eras tú...

(No sabes cuanto te he echado de menos...)

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